Como la gran mayoría sabéis, esta semana ha salido Twitter a Bolsa. Su precio de colocación a inversores institucionales previa a su primer precio de cotización en el mercado ha sido de 26$ y el primer precio que marcó en su salida de 45,10$. La salida a Bolsa ha sido todo un éxito, tanto para sus dueños como para los Bancos de Inversión que entraron en Twitter a su precio de colocación. El inversor particular no tenía permitido comprar a precios de colocación y sólo ha podido acceder a comprar acciones de la compañía una vez comenzaron a cotizar en el NYSE el pasado jueves.
Evolución de Twitter desde su salida a Bolsa en un gráfico lineal.
El viernes a primera hora de la tarde por fin me decidí a realizar una estrategia bajista en Twitter (apostar a que el precio de Twitter caerá en las próximas semanas) intentando abrir cortos a través de CFDs. Para mi sorpresa las operaciones bajistas no están disponibles para Twitter. La última empresa en la que no me dejaron abrir una operación bajista fue en Bankia hace año y medio. En aquella ocasión incluso me obligaron a cerrar la operación bajista que tenía abierta.
El plan de salida de Twitter a Bolsa me parece estratégicamente excelente. La acción está cotizando actualmente muy por encima de su valor real (pagar 46$ por acción significa valorar que Twitter vale 24.000 millones de dólares) recordemos que es una empresa que a pesar de su potencial todavía no da beneficios. Colocas las acciones que quieres sacar entre inversores cualificados (léase grandes firmas de inversión) y les obligas a que no vendan estas acciones hasta que pase un razonable período de tiempo. Apenas tienes que invertir en publicidad, pues todos los medios se hacen eco de esta noticia y la propia red de Twitter actúa como perfecto cazador de inversores incautos. De esta manera, consiguen fabricar un mercado en el cual existen millones de personas con ansias de comprar una compañía cuyos títulos manejan a su antojo las cantidades colocadoras, que son Goldman Sachs, Morgan Stanley, JP Morgan, Merrill Lynch y Deutsche Bank. Sólo tienen que saber ir vendiendo los títulos a cuentagotas controlando el fino arte de saber medir los tiempos y ¡Voilà!, éxito asegurado.
Los perjudicados a su costa son todos aquellos que están comprando títulos a estos precios. Un precio totalmente inflado. Con esto no quiero decir que Twitter no vaya a triunfar como compañía, está abierta a todo un universo de posibilidades, sino que comprar hoy acciones de Twitter no es coherente desde un punto de vista estratégico.
Si Bwin consiguiese apelando al forofismo que un gran número de personas acepten una cuota de apuestas para un Barcelona-Real Madrid de 1,20 a favor del Madrid (es decir por cada 1000 euros apostados, el apostante gana 200 si gana el Madrid y pierde 1000 si empatan o gana el Barcelona), ¿cómo catalogariais a esta casa de apuestas, como unos estafadores o como unos genios? ¿Qué parte de culpa tendrían los que han aceptado esa cuota?. Y ojo, esto no quiere decir que el apostante no pueda acabar ganando con esta apuesta, el Real Madrid podría llegar a ganar el partido, simplemente que la apuesta tiene una tremenda esperanza matemática negativa y por eso la podríamos catalogar de ridícula.
A mi juicio, la denominada estafa de las Participaciones Preferentes no ha sido una estafa porque las cajas hayan acabado quebradas sino porque con el riesgo que había en el momento de su emisión el tipo de interés que deberían haber dado a sus compradores tenía que haber sido muy superior al 7% anual de media que ofrecían. (Quizás un 30% o un 40%). De hecho no había demanda de clientes institucionales (salvo alguno despistado) para preferentes al 7%, igual que no hay demanda institucional para acciones de Twitter a 50$. Lo que es importante entender es que la imprudencia no se produce cuando las cajas dejan de pagar intereses por las preferentes sino en el mismo momento en el que el comprador las adquiere. Del mismo modo que la imprudencia del apostador se produce cuando acepta la apuesta a cuota 1,20 y no cuando el partido acaba 2-1 a favor del Barcelona.
Con Twitter sucede lo mismo, todos aquellos que hayáis comprado acciones esta semana sois unos imprudentes, independientemente del valor en Bolsa que alcance esta compañía en los próximos meses.