Las dificultades normativas que me estoy encontrando para progresar en los diferentes proyectos que me he planteado en los últimos años me hace reflexionar mucho sobre el futuro que tenemos reservados los jóvenes en España. Desde principios del 2012 vivo en Inglaterra porque tras la chapuza de la regulación del juego que se realizó en España con el objetivo único de incrementar la recaudación a corto plazo, vivir del poker profesionalmente no era compatible con seguir residiendo aquí. Actualmente, estoy intentando volver a trabajar en España con el proyecto de gestión de un vehículo de inversión y aunque voy avanzando poco a poco, no me he encontrado más que trabas y barreras en un sector tan hermético y oligopolista como el financiero.
Pienso que deben existir también en otros sectores dificultades similares a las que me encuentro personalmente para crear proyectos/buscarme la vida en las disciplinas en las que estoy especializado. Una de las consecuencias del gran número de piedras que tiene que sacar del camino el que quiere emprender es la situación actual del mercado de trabajo, con exceso de personas que desean encontrar un trabajo en relación al número de personas que desean crearlo. Ya escribía hace unos años En España nadie quiere ser empresario.
Nos da la sensación de que la situación económica ha mejorado en los últimos años, pero no estamos haciendo más que seguir manteniendo este injusto sistema y este Estado hipertrofiado creado endeudándonos cada día más. Es decir, la leve mejoría que estamos notando en crecimiento e inversión en los últimos años no es gracias al buen uso del ahorro de nuestros padres y abuelos sino al mal uso de los elevados impuestos que tendremos que exigirles a nuestros hijos y a nuestros nietos.
Realmente no se si es posible hacer algo para cambiar las cosas, los ciudadanos españoles están muy hartos pero los veo muy apáticos a la hora de organizarse y realizar un esfuerzo para intentar cambiar lo ilógico y las injusticias. Somos carne de futuros gobiernos populistas. Creo que es necesario el compromiso de cada uno de nosotros si queremos que haya cambios y que tengamos un modelo social y económico más justo. Es necesario un análisis riguroso y lógico de la realidad española y a partir de ahí comenzar a realizar cambios, estudiando los pros y los contras de cada decisión.
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