En esta segunda parte explico cómo son las funciones de utilidad de las personas que sienten una preferencia por el riesgo, de las que son neutrales al riesgo a la hora de tomar sus decisiones y de las que no son muy amigas de tomar decisiones arriesgadas (aversoras al riesgo).
Gracias Jorge por tan estupendo análisis de la riesgofobia y su impacto en nuestras decisiones.
Quisiera comentar que el “riesgofílico” existe, además de ese que decide hacerlo por sacar a un amigo de la cárcel o salvar a su padre de una enfermedad.
En mi opinión, se trata del que quiere hacer dinero en bolsa, pero que apenas tiene capital inicial para invertir.
Esta persona en lugar de aplicar el camino lento pero seguro (el de las 10.000 repeticiones con un sistema de trading modestamente favorable en términos matemáticos), decide apostar salvajemente por el riesgo, pues “no tiene nada que perder”.
Yo creo que a nadie con una cartera de 150.000€ se le ocurre apostarlo todo a una operación intradía, como quien dice, “a cara o cruz”, sin stop, ni gaitas. Si gano, duplico y si pierdo me quedo a cero.
Pero a alguien con 1000€ sí podría ocurrírsele. Como “no tiene nada que perder”, podría apostar a cara o cruz en una operción de pocos minutos, pues si gana duplica y si pierde, en resumidas cuentas, se queda casi igual que estaba.
Visto así, este riesgofílico tiene sentido.
El único problema es que 2000€ sigue siendo totalmente insuficiente para vivir del trading y tendría que repetir el experimento de “a cara o cruz” tantas veces que sería prácticamente imposible no perderlo todo antes de llegar a 150.000€.
Sin embargo, esto tendría más sentido en un trader que conoce sus números, su esperanza matemática de ganar y que, por lo que sea, se queda a 0€ en un momento dado.
Este trader podría ahorrar 4000€ e invertirlo todo a “cara o cruz” una sola vez. De modo que si pierde, tendrá que vover a ahorrar otra serie de meses, pero si gana, podría cambiar a su estrategia habitual y empezar en un punto a partir del cual el crecimiento ya sería significativo.
En resumen, que según se mire, todo puede tener sus ventajas. (Con esto no estoy recomendando la riesgofilia ¿¡eh!?)