Evolución en Bolsa del índice griego durante el 2010. Podéis pulsar sobre la imagen para ampliarla.

La situación fiscal crítica en Grecia ha desencadenado el temor en los mercados de que otros países europeos del Mediterráneo que se han basado en los últimos años en un modelo productivo similar al griego puedan tener problemas para devolver su deuda en el futuro. El precio de los bonos de todos estos países están cayendo estrepitosamente y las rentabilidades que exige el mercado por poseerlos comienzan a ser muy elevadas.

El caso de Grecia al que ayer la agencia de calificación crediticia S&P bajaba el rating de sus bonos a la categoría de BB+, categoría de bono basura, es severamente preocupante. Hoy la rentabilidad del bono griego a diez años supera el 11% y la del bono griego a dos años el 18%. El mercado exige estas rentabilidades porque descuenta que con una probabilidad muy alta el default de Grecia es inminente.

El hecho de que cada día que pasa Grecia encuentre más cara su financiación no hace más que retroalimentar las probabilidades de que suspenda pagos. Con estos tipos de intereses tan elevados es inviable la financiación de su déficit tanto a corto como a largo plazo, por lo que o le llega una ayuda inmediata o Grecia no tendrá más remedio que anunciar en los próximos días/semanas que no puede hacer frente a los compromisos de su deuda y tendrá que renegociarla con los tenedores de bonos.

Tras la tragedia griega, los mercados están dudando de otros países, especialmente de Portugal, pero también de España, Irlanda o Italia. El miedo es libre y contagioso y si un país de una determinada área geográfica se declara prácticamente en bancarrota el dinero huirá de los países de su entorno que tengan también un elevado déficit fiscal y una situación económica llena de incertidumbres.

Desde hace varias semanas se está preparando un paquete de ayudas a Grecia por parte de la Unión Europea, capitaneada por Alemania, y por parte del Fondo Monetario Internacional. El problema es que Alemania con las elecciones del 9 de mayo a la vuelta de la esquina no ve del todo justo que tengan que ser ellos los que financien el derroche público griego de los últimos años y están buscando fórmulas alternativas para ayudar a Grecia. Sin embargo, en este mundo globalizado en el que mandan los mercados financieros, el tiempo es oro y o se llega a una solución rápidamente sobre la ayuda a Grecia o los mercados la devorarán, provocando simultáneamente que aumente el riesgo de quiebra de otros países de la Unión Europea.