Los Estados miembros periféricos siguen culpando a los especuladores de sus propias miserias en vez de preocuparse de examinar qué están o han hecho mal, de exigir responsabilidades y de tomar medidas.
En el artículo que acabo de enlazar sobre la prima de riesgo (acosejo su lectura) se recogen unas palabras del Gobernador del Banco de España “Los grandes especuladores (grandes inversores institucionales) son sólo personas a las que hay que escuchar cuando tienen razón, pero en el caso de que se equivoquen, más que atacarlos es mejor tratar de convencerles con datos y razones objetivas”. Me parecen unas declaraciones muy sensatas, en todas las decisiones de inversión (igual que ocurre en otras muchas decisiones cotidianas) influye la confianza. Si la confianza en un determinado país, empresa o amigo es muy grande y pienso que me pagará 100% seguro (como ocurre en el caso de Alemania) le exigiré muy pocos intereses por el dinero que le presto. Si no hay confianza y pienso que las probabilidades de que me devuelvan mi dinero no son altas le exigiré al país o empresa en cuestión un interés mayor.
Lo que está sucediendo actualmente es que en las últimas semanas/meses se está desmontando la premisa de que las letras y los bonos emitidos por los Estados son 100% seguros. Según aumentan las probabilidades de que Grecia va a hacer “Default” y va a tener que reestructurar su deuda, los inversores, conscientes de que pueden perder el dinero que prestan, comienzan a exigir un mayor tipo de interés a otros países (sobre todo a aquellos que no les ofrecen mucha confianza). En los últimos días se está barajando la posibilidad de obligar a los bancos a participar en el rescate griego obligándoles a canjear sus bonos griegos que venzan próximamente por nuevas obligaciones a 7 años. Quizás esta sea la principal causa de la subida de la prima riesgo en España e Italia en los últimos días. Cuando a los inversores se les penaliza cambiando las reglas del juego es lógico que estos reaccionen una mayor rentabilidad por sus préstamos.
Yo no invierto en deuda, pero a día de hoy exigiría rentabilidades muy elevadas para prestar dinero al Estado Italiano gobernado desde hace años por Silvio Berlusconi y que tiene una deuda emitida que ronda el 120% del PIB o al Estado Español con un paro superior al 20% y con una estructura productiva hundida, que no me da seguridad ni tan siquiera como ciudadano.