Si el Estado se hace cargo de esos activos, independiente de que los Bancos le ofrezcan o no algún tipo de garantía, estará tomando como suyos esos riesgos en un momento en el que se cuestiona su solvencia. En este caso, seríamos todos los ciudadanos españoles los que a través de nuestros impuestos pagaríamos las pérdidas ocasionadas por los altos riesgos que asumieron las entidades financieras.

La otra opción que se podría llevar a cabo es la de dejar quebrar a los bancos que no sean solventes una vez saneado y auditado su balance. En este caso, serían los acreedores de los bancos no solventes los que pagarían los platos rotos. En este grupo estarían los accionistas, los poseedores de bonos de las entidades en quiebra y los que tengan depósitos en esa entidad superiores a los que cubre el Fondo de Garantía de Depósitos. Esta medida es mucho más justa. Sin embargo, traería consigo el denominado “riesgo moral” o coste de incalculable valor que podría originarse si un banco quiebra y sus accionistas y depositantes pierden su dinero. Probablemente habría una huída general de dinero en ese país, lo que podría ocasionar que otros bancos con balances saneados tuviesen problemas para seguir operando y dejasen también de hacer frente a sus compromisos con sus acreedores. Este riesgo de descomposición del sistema financiero como si de fichas de dominó se tratara es real y muy temido sobre todo después de verle las garras al ogro tras la quiebra de Lehman Brothers.

Pero la primera opción que planteamos en este artículo, que las deterioradas cuentas públicas se hagan cargo de los activos de riesgo de los bancos y que inyecten capital a las entidades financieras en dificultades para intentar mantenerlas a flote, también puede generar serios problemas. La confianza de los inversores en nuestro país se mermaría aún más y las probabilidades de que España tuviese que pedir ayuda al FMI o de que tuviese que suspender pagos aumentarían.

España se enfrenta al dilema de cómo afrontar la crisis financiera, si a la irlandesa o a la islandesa. Os dejo el artículo El éxito de dejar caer a la banca y no salvarla con el dinero del contribuyente para que reflexionéis sobre las soluciones a la crisis bancaria que se han aplicado en Irlanda e Islandia. Aunque bien es cierto que las características de la economía española son diferentes a la de estas dos economías. Quizás debamos buscar una solución más a la española.