En mi opinión, la influencia del aspecto psicológico en la Bolsa y los Mercados Financieros tiene mucha relevancia. Hace ya unos años investigué en un apartado de mi tesina, que no todas las decisiones económicas del ser humano son racionales.
Hace unos días leía en un artículo sobre neurociencia el dilema llamado el Ultimatum Game, me pareció muy curioso:
Se trata de un experimento económico en el que participan dos sujetos a los que se les ofrece una cantidad importante de dinero que podrán repartirse entre ellos sólo si se ponen de acuerdo en el reparto. A uno de los participantes se le da la oportunidad de repartir el dinero como crea conveniente; el otro tendrá dos opciones, aceptar o rechazar la oferta. Si la acepta, cada uno se llevará la parte acordada. Si la rechaza, ninguno recibirá nada.
El planteamiento racional más ventajoso (con esperanza matemática positiva) es que deberíamos aceptar siempre la oferta que nos propone el compañero, aunque esta sea muy injusta. Sin embargo, en un experimento llevado a cabo por Daria Knoch y Ernst Fehr, la mayoría de los participantes rechazaron la oferta si el compañero le proponía un porcentaje inferior al 40%. La rechazaban de plano y además solían enfadarse. Lo curioso es que si en lugar de una persona, es un ordenador el que hace la oferta injusta entonces, ¡la mayoría acepta lo que la máquina le ofrece!
Los autores de este experimento explican en su estudio que con la decisión de rechazar la oferta injusta, practicamos el llamado “castigo altruista”, un rasgo muy humano: actuar contra el propio interés por defender un principio moral.